Cuando creen que lo saben todo
Si hablan de fútbol, él opina. Si es de política o farándula, también lo hace. Nada mantiene callado a Julián, de 35 años, quien cree tener todas las respuestas y los suficientes conocimientos en todo tipo de tema, pero no siempre es así.
A estas personas se las llama ‘ultracrepidianas’, pero no, no proceden de ningún planeta extraño, por si acaso. Así ha denominado la psicología a los individuos con escaso nivel intelectual y cultural, que tienden a pensar que saben más que los demás, señala la psicóloga clínica Evelyn Urgilés, añadiendo que esto es parte del efecto Dunning-Kruger, un estudio que realizaron dos investigadores de la Universidad de Cornell (EE. UU.), David Dunning y Justin Kruger, cuyo objetivo, al parecer de Urgilés, debió surgir de la necesidad de identificar estos comportamientos que en ocasiones llegan a ser irritantes para los demás, y así comprender a estos sujetos que tienen esta percepción irreal y ayudarlos a reconocer sus competencias y capacidades.
En todos lados
Urgilés dice que los sabelotodos están en los trabajos, vecindarios, etc. “Lo importante es identificar a estas personas que buscan minimizar a los demás, pero que sobrevaloran sus habilidades. Es preferible apartarnos de ellas para evitar que se afecte nuestro entorno y debiliten nuestras capacidades”. Sugiere no caer en este comportamiento, haciendo alarde del conocimiento que se posee, sino aportando socialmente con ello.
¿Cómo son?
– Expresan su opinión como si fuera una verdad absoluta. Se cierran al diálogo.
– Sus críticas u opiniones no evidencian la intención de ayudar, sino de demostrar su supuesto ‘conocimiento’. Quieren destacar, opacar.
– Sus opiniones descalifican y minimizan a los demás.
– Sus observaciones no están dirigidas al comportamiento del sujeto sino a la persona, lastimando susceptibilidades.
– No reconocen las habilidades de las otras personas.
¿Qué hacer con ellos?
– Aplique sencillas normas de sana convivencia, sea tolerante con las opiniones de los demás. Recuerde que somos individuos con conocimientos y sentimientos diversos.
– Guarde la compostura, no pierda los estribos. Apártese, si la situación empeora. No caiga en provocaciones.
– Acoja su opinión sin considerarla acertada o equivocada.
Consecuencias
– Para los que oyen
Verónica Salamea, psicóloga clínica, indica que los ‘ultracrepidianos’ podrían crear en su interlocutor (según su educación) sentimientos de inferioridad, al pensar que están frente a alguien de gran bagaje cultural.
– Para los que hablan
No reconocer su falta de conocimiento podría convertir a los sabelotodos en víctimas de acoso escolar o laboral. Y si el grupo no es tolerante, terminan aislándolos. Por eso es necesario que acudan a terapia psicológica, para que admitan su problema.(Expreso)